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Eutanasia

Significado y usos


Actualizado el 22/7/2021


Extraída de Google: RTVE.es

“Adiós a todos mis queridos amigos y familia que amo. Hoy es el día que elegí para morir con dignidad a causa de mi enfermedad terminal, este terrible cáncer cerebral que me ha quitado tanto… pero que me hubiese quitado mucho más.”

Es parte del mensaje que dejó la joven estadounidense, de 29 años, Brittany Maynard, quien hace algunos días puso fin a su vida mediante la eutanasia. 

“Suicidio asistido” lo llaman algunos; sin embargo, ‘eutanasia’ es el apelativo más conocido. Hay, empero, una diferencia entre ambos conceptos: Eutanasia es provocar la muerte de un enfermo desahuciado, para evitar su agonía. Puede ocurrir con o sin el consentimiento del paciente, esto último como en el caso de personas en estado de coma, pues un familiar cercano es el que decide. Por su parte, el ‘suicidio asistido’ es una forma de eutanasia en la cual se proveen los medios necesarios para que una persona de forma voluntaria termine con su vida; en general son pacientes terminales que han rechazado cualquier tipo de tratamiento. 

Este hecho ha reabierto el debate en todo el mundo, pues al derecho a la vida se opone evitar el sufrimiento del paciente. 

Está legalizada en Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Suiza y Estados Unidos (Oregón y Washington), y tolerada en Noruega, Dinamarca, Alemania, Austria y España. La eutanasia activa consiste en provocar la muerte del enfermo, en tanto que  en la pasiva se deja de suministrar los medicamentos o se retiran los aparatos que de manera artificial lo mantienen con vida, para que el paciente muera de forma natural.

En Holanda el suicidio asistido fue legalizado en 2002, y desde entonces unas 2,300 personas toman cada año esta determinación. En ese país, para que el procedimiento sea aceptado, los enfermos tienen que cumplir con estrictos requisitos conforme a la legislación de ese país, entre los que figuran: haber comprobado que el sufrimiento del paciente es insoportable y no tiene perspectiva de mejora, informar al paciente de su situación y junto con su médico evaluar las opciones para tratar su padecimiento, tener el diagnóstico de fatalidad de por lo menos dos médicos independientes y haber expresado su voluntad de morir en estado de plena lucidez mental.

En Chile, la situación no es mejor, ya que hay mucha resistencia a legislar, tanto en la oposición como en la Nueva Mayoría. Fulvio Rossi, senador PS, presentará un proyecto de ley para reactivar el debate. 

Respecto de su origen, hay bastante información, de la cual destaco:

El DRAE consigna: (Del gr. εὖ, bien, y θάνατος, muerte). 1. f. Acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. 2. f. Med. Muerte sin sufrimiento físico.

Ahora bien, el juramento hipocrático original prohibía la eutanasia, tal como se advierte en el extracto: “A nadie daré una droga mortal aún cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer supositorios destructores; mantendré mi vida y mi arte alejado de la culpa.”

Una versión del juramento muy utilizada actualmente es la redactada en 1964 por el Doctor Louis Lasagna, Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tufts, que deja entrever la responsabilidad del médico en un trance de este tipo:

“Respetaré la privacidad de mis pacientes, pues no me confían sus problemas para que yo los desvele. Debo tener especial cuidado en los asuntos sobre la vida y la muerte. Si tengo la oportunidad de salvar una vida, me sentiré agradecido. Pero es también posible que esté en mi mano asistir a una vida que termina; debo enfrentarme a esta enorme responsabilidad con gran humildad y conciencia de mi propia fragilidad. Por encima de todo, no debo jugar a ser Dios.”

Por último, en la Ley de Deberes y Derechos del Paciente,  vigente desde 2012, se especifica que el paciente puede “Aceptar o rechazar cualquier tratamiento y pedir el alta voluntaria.” No especifica el rol del médico, pero puede ser un punto de partida para el planteamiento de puntos de vista, tan necesarios cuando se trata de materias valóricas.

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