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TV chilena versus TV por cable

La TV, opciones en Chile

Las opciones a la TV abierta. Extraída de Google. Futuro 360

No hay duda de que la TV nacional, salvo honrosas excepciones, es para el olvido. A los escasos programas que aportan cultura y diversión, en medio de teleseries que martillean el repetido conflicto amoroso de una pareja que se contenta con mirarse con ‘cara de cordero degollado’ (perdón por la imagen brusca, pero recuerdo a Sherezade y Onur o a Fatmagül y su galán, y es inevitable la comparación), que cae en una y otra incidencia inverosímil y cuya tensión se mantiene artificialmente con episodios fuera de toda lógica (solo se salvan algunas), a conductores bulliciosos y programas mayoritariamente farandulescos, a ‘realitys’ cuyos protagonistas se transforman en líderes de opinión, ídolos y modelos de cuanto joven despistado anda circulando por ahí en busca de su identidad,  la TV por cable se posiciona con seguridad y brinda alternativas generadoras de verdadero esparcimiento.

Ya no es patrimonio exclusivo del History Channel o el Discovery la difusión de cultura a través de programas entretenidos. Hoy, el A&E rompe la rutina con “Quién da más”, tanto la versión tradicional como la ambientada en Texas, “Guerra de envíos” y “Amos del pantano”, que mezclan la calidad de los guiones, personajes agradables y de los otros, además de información divertida y novedosa.

“Quién da más” tradicional combina los opuestos: Brandy, la estupenda señora del calvo Jarrod, tienen mi admiración por lo sacrificados y honestos; el coleccionista, que bota artículos a veces valiosos solo porque busca antigüedades; el fortachón Darrell, que se hace acompañar por su hijo, fiel copia de su progenitor, y el desagradable y justamente detestado Dave Hester, que tiene indisolublemente unidos su forma peculiar de pujar, su personalidad odiable y su buena suerte en adjudicarse artículos de gran valor. Luego de su despido, demandó a A&E aludiendo manejos turbios en el programa, asunto que todavía está en tribunales.

La versión de la estrella solitaria tiene entre sus figuras distintivas a la rubia despampanante y simpática Jenny, a la pequeña y alocada Mary, a Ricky y Bubba, tío y sobrino respectivamente, dueños de un físico descomunal, que gustan de pelear con todos, y uno que otro fanfarrón que está puesto allí para concitar el desagrado de los televidentes.

“Guerra de envíos”, una entretenida serie donde se participa por internet para trasladar artículos a distintos puntos del país. Las curiosidades van de la mano de las colmenas de abejas, toros de rodeo, aviones sin alas y otros objetos tan disímiles que cabe pensar: ‘todo sea por el dinero’.

“Amos del pantano”, una serie ambientada en los pantanos de Luisiana, donde se mezclan personajes típicos y el riesgo de los caimanes (es el cocodrilo americano). Cada bote o lancha lleva dos hombres o mujeres: uno toma la cuerda del sedal, mientras el otro dispara su rifle cuando logran sacar a las bestias a la superficie.  Les asignan cupones de caza y reciben buenas sumas de dinero por cada espécimen. En un capítulo, por ejemplo, me enteré de que por un ejemplar de tres metros y casi trescientos kilos pagaron quinientos dólares (trescientos mil pesos chilenos). Si tomamos en consideración que cada pareja recibe cuarenta etiquetas y las usa en la temporada – que dura treinta días – ganará alrededor de veinte mil dólares (doce millones de pesos). Máxime, consideramos que deben ser dueños de propiedades y estar registrados como cazadores profesionales.  Para un mes, en una suma atractiva, pese a los riesgos.

Sea para cuando se llega de la junta o del carrete, sea cuando te desvelas – no es mi caso, por lo menos -, sea cuando quieres ver algo diferente, bien vale la pena pasearse por los canales del cable. Será una grata experiencia. Y así no aumentarán los recién nacidos con nombres de personajes de teleseries extranjeras. 


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