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La última publicada

Cuando el lenguaje falla tanto como el control en los estadios

 


Reflexión sobre la tragedia en el Monumental, el rol de las barras bravas, la pasividad de las autoridades y un error gramatical en la cobertura mediática.

Lo que ocurrió la noche del jueves 10 de abril en el estadio Monumental es indignante.

Lo es no solo porque no es la primera vez que sucede (si no recuerda, el año pasado, por ejemplo, un hincha murió a las afueras del mismo recinto en un partido amistoso entre el club local y un equipo peruano, a manos de un grupo de ‘barristas’ de Universidad de Chile), Además, porque hubo concertación para provocar una avalancha humana e ingresar al estadio sin entrada. Y ha ocurrido muchas veces en el pasado.

Producto de esta situación, fallecieron dos jóvenes (una joven de 18 años y un niño de 13), aplastados por una valla papal, todo materia de investigación hasta el momento.

El encuentro de fútbol estaba pactado a las 20:00 h, y enfrentaba a Fortaleza (equipo brasileño) y Colo-Colo, por fase de grupos de Copa Libertadores.

Pese a que el lamentable suceso ocurrió hora y media antes del partido, recién en el entretiempo se enteraron los espectadores.

Corría el minuto 72, más o menos, cuando una treintena de mal llamados hinchas ingresó por el sector norte (Arica, donde se ubica la barra brava del local, la Garra Blanca), para lo cual rompieron las estructuras que bloquean el ingreso al césped. Previamente, cabe decir, algunos espectadores se dedicaron a lanzar objetos contundentes a los jugadores contrarios, mientras otros tiraban fuegos artificiales, prácticas prohibidas por la legislación deportiva.

Mientras jugadores albos protegían la huida de los visitantes, los delincuentes se abalanzaron hacia los locales, lo que motivó la suspensión del juego.

Un medio de prensa, a un día del hecho, tituló:

GRAVES INCIDENTES EN EL ESTADIO MONUMENTAL

MUERTE DE DOS HINCHAS ENLUTAN AL FÚTBOL

Más allá del repudio, hay elementos dignos de ser tomados en consideración:

Por una parte, dentro de la Garra Blanca hay facciones que se atribuyen el poder y representación del equipo Popular. Por mi parte, NADIE se puede arrogar el nombre del club, ni sectores políticos, sociales ni de ninguna clase. Colo-Colo es de todos, de quienes somos hinchas incondicionales y de los meros simpatizantes, no de grupos, menos radicales o alineados con posturas partidistas. Si no lo cree, verifique la intencionalidad de uno de los fundadores, David Arellano, símbolo del club.

Por otro lado, las autoridades de Gobierno y del club han hecho caso omiso a tomar medidas férreas, tanto al empadronamiento de los hinchas como a medidas rigurosísimas de ingreso a los estadios. Como simple espectador, he sufrido los rigores de revisiones, hasta invasivas, por si llevo elementos contundentes o posibles de ser lanzados. Mientras tanto, veo estupefacto cómo aparecen banderas, fuegos artificiales y hasta piedras, nadie sabe de dónde.

Nunca hay sancionados, quizá porque no hay leyes duras, quizá porque no hay celo funcionario, quizá porque es más fácil mirar hacia otro lado.

Hasta nosotros (mi hijo y yo) hemos sentido miedo cuando viajamos en metro al estadio, repleto de hinchas albos, que gritan, saltan, golpean las puertas y ventanales de los carros, mientras el resto de los pasajeros comparten nuestro temor y prefieren callarse.

Soy albo desde pequeño. Escuchaba los partidos con mi padre y mis tíos en una radio pequeña. Grité de alborozo, pero también sufrí muchas veces por las derrotas. Pero nunca tuve miedo. Eran otros años. A Carabineros se les respetaba, al igual que a los Profesores.

Hoy, todo ha desaparecido. No hemos sido capaces de comprender que hay grupos a quienes no les importan los derechos de los demás, que vulnerarán la ley cuando quieran, conscientes de que la impunidad es real. Ignoran que a ellos debe aplicárseles todo el rigor.

Acá, pasará el tiempo y todo se olvidará. Y volverán los hechos violentos a ocurrir y los delincuentes (llamados ‘asociaciones criminales ‘por el ministro Luis Cordero, de Interior, quien declaró: ‘Hay que tratar a las barras como organizaciones criminales’) delinquirán nuevamente.

Confío en que no quedarán en las intenciones o palabras de buena crianza

Espero resultados.

Gracias a Dios, decidimos no ir, con mi hijo amado, por trabajo.

Terminada esta larga reflexión, que sonó a catarsis, veamos la incorrección del texto:

SUJETO

VERBO

CD

Muerte

de dos hinchas de Colo-Colo

 

enluta

 

al fútbol

Complementos del Nombre

De dos hinchas

De Colo-Colo

 

El error de concordancia (el texto señala MUERTE DE DOS HINCHAS ENLUTAN AL FÚTBOL) se produce porque el redactor hace concertar la forma verbal ENLUTAN (en plural) con el plural de los Complementos del Nombre ‘de dos hinchas’ y ‘de Colo-Colo’.

En realidad, el verbo ENLUTAR debe concordar con el sustantivo MUERTE, en singular.

Equivale a decir ‘La muerte … ENLUTA al fútbol – Las muertes … ENLUTAN al fútbol.

Los complementos del nombre no establecen concordancia con el verbo.

Finalmente, la primera consecuencia es un informe negativo de la CONMEBOL, lo que augura las pesadillas del infierno para el local (perdone la expresión hiperbólica, exagerada), pudiendo ir desde la pérdida de los puntos (iba empate a 0, al momento de la suspensión), pasando por la restricción a público en los partidos de local hasta la descalificación del certamen 2025 y quizá hasta cuándo.

Además, el superclásico, que iba a jugarse el domingo, es decir, mañana, tomando en cuenta la elaboración de este artículo, se suspendió por falta de garantías.

¿Y el Estado qué medidas toma? ¿Y la dirigencia de Colo-Colo qué hace?

Es decir, nada. Seguiremos igual que antes.

 

< Comprensión lectora - Artículo sobre los incidentes en el Monumental

🧠 Comprensión lectora: Incidentes en el Estadio Monumental

1. ¿Cuál fue la causa directa del fallecimiento de los dos hinchas?




2. ¿Cuál fue el error gramatical que destaca el autor del artículo?




3. ¿Qué actitud crítica tiene el autor hacia las autoridades?




4. ¿Qué sensación personal relata el autor al viajar con su hijo al estadio?




5. Según el autor, ¿qué simboliza David Arellano?




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