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Discurso del ascensor: La clave para presentar tus ideas con impacto

En todas partes se cuecen habas





Esta expresión señala que, aunque creamos que un hecho pasa solo en nuestro país (extraño sería) el mundo sabe de él y ya ha tenido experiencias.

¿Y a propósito de qué?

Con cierta regularidad, acudo en el horario de almuerzo (o en las mañanas, si tengo alguna “ventana” entre mis horas de clase) al Café Couve (que no es “con piernas”, como me bromean algunos alumnos); allí se puede disfrutar de un buen ídem en compañía de algunos habitués, con los cuales hablamos de innumerables temas coyunturales y analizamos la situación nacional e internacional. Lo llamativo (y lo he comentado algunas veces) es que a la entrada de la Galería del mismo nombre se ubican 3 señores de mediana edad, premunidos de chaquetas con franjas muy llamativas y cascos de la construcción. ¿Su tarea? Pedir contribuciones (limosnas) de los transeúntes, pretextando que están sin trabajo. Lo curioso es que, según los estudios, la construcción es el rubro que más ha crecido en este último tiempo. Un dato anexo: se ubican allí todas las mañanas, desde hace varios años. Por ello, deduzco que no son desempleados, sino descubridores de una forma sencilla de ganar dinero: a costa del bolsillo y esfuerzo ajenos.

Cierta vez, hice el comentario de esta mendicidad incomprensible a mis amigos cafetómanos; uno - que trabaja en el rubro - nos contó que en una oportunidad se acercó a ellos y les ofreció trabajo. Les entregó una tarjeta con la dirección de su empresa, pero nunca llegaron.

Ahora bien, a propósito de las declaraciones - grabadas subrepticiamente - del candidato republicano norteamericano Mitt Romney, relativas a que hay muchas personas que gustan de vivir a expensas de la ayuda estatal, cabe decirle – para su consuelo – que en nuestro país ocurre lo mismo. Si no lo creen, ¿cuántas veces han escuchado comentarios acerca de personas que tienen créditos universitarios sin merecerlo? ¿Cuántas veces han visto en reportajes a personas que aprovechan subsidios habitacionales o ayudas económicas sin necesitarlo? ¿Cuántas veces han visto a mujeres haciendo trabajar a sus hijos? ¿Cuántos mendigos falsos hay en nuestro país? ¿Cuán popular se ha hecho el "macheteo"? ¿Cuántas personas lloran miserias sin sufrirlas?

Por ello, por la desconfianza de la gente, los que realmente la requieren no pueden hacer uso de ella. Yo – y es doloroso reconocerlo – no doy limosna ni compro artículos (parches, tarjetitas, calendarios, etc.) en la calle, precisamente por el temor de colaborar con un sinvergüenza. Así de simple.

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