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18 de septiembre

Los estragos de tanta comilona

Los famosos anticuchos. Extraída de Google: RedGol

Cabe precisar que no es por mí, sino lo digo en general. Sin embargo, ante la ofensiva de los MMC alrededor de la carne (tipo V), los choripanes, anticuchos, las empanadas, el humilde pollo, la chicha (dicen de Curacaví, al igual que las longanizas de Chillán o los pasteles de La Ligua, como si no supiera que todo lo hacen acá y se aprovechan de la fama de esos productos) el pebre y un largo detalle de comidas dieciocheras, ¿podré resistirme y escuchar la voz de mi estómago cuando me diga ¡por favor, no más!?

Que los medios nos manejan – o pretenden hacerlo, en mi caso, por lo menos – no hay duda. Ya lo vimos en Semana Santa, época donde la gente recuerda que hay pescados y mariscos y se lanza desaforadamente a adquirirlos, pagando lo indecible, como si no hubiera otras variedades, como si comer legumbres, por ejemplo, fuera de mala clase.

Comenzó septiembre – y antes – y la TV nos bombardeó con el 11, los 40 años, el Sí y el No, y los incautos caemos (caen, debiera escribir), prosigue con el 18 y el comer hasta hartarse y emborracharse como romanos, asolando las calles con muertos y heridos, producto de ¡Bebamos, bebamos, que el mundo se va a acabar!

Pasarán las fiestas y llegarán los gorditos, que la primavera, las playas, la “guata” al aire, el gimnasio, las pesas, abdominales, bicicleta y todo para bajar esos “rollitos” (¿por qué usamos todo en diminutivo, si son “rollos”, derechamente?), los trajes de baño con frontis –para ocultar esas protuberancias-, la adiposidad que surge donde queremos que se oculte, la ropa de un número más alto para que quepa la nueva humanidad tan golpeada. Nuevamente, la TV se encargará de manejar nuestros gustos y bailaremos a sus sones.

¿Qué hacer?

¿Me abstengo de comer? ¿Cómo moderadamente? ¿Me lanzo a los placeres de la carne (animal, digo)?

Cada cual, en su intelecto, lo define. Lo cierto, sin embargo, es que cuando se haya comido cinco empanadas, medio kilo de carne y se haya tomado dos litros de vino, piense en que la culpa es de la TV y no suya.


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