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La violencia en el deporte
La policía contra las barras bravas. Extraída de Google: Diario Constitucional
Fue en un viaje de estudios. Florianópolis, en torno de la higuera que – dicen – si das algunas vueltas, volverás, te casarás o te quedarás viviendo allá. Tres cursos y seis Profesores, como se estila en el querido SD.
En
medio del gentío aparece un indigente quien se acerca a los chicos y comienza a
pedirles dinero. Era inhabitual no solo este panorama, sino ver perros
callejeros tanto en esta ciudad como en Camboriú y Blumenau, que siempre motivó
mi admiración. Cultura turística, me decía, cuando lo comparaba con las hordas
de estos y aquellos que pululan por nuestras urbes. Los brasileños nos llevan
la delantera en muchos aspectos, es cierto.
El
guía, no bien se dio cuenta del hecho, llamó por teléfono a su oficina en
“Floripa”, como la llaman los residentes y turistas que la conocen, para que
estos se comunicaran con la policía.
A los
cinco minutos, sin exagerar, llegó un jeep, del que se bajaron dos
uniformados – Guardia Municipal, podría ser – y sin mediar palabras agarraron a
bastonazos al mendigo, haciéndolo retroceder, tras lo cual lo metieron al
vehículo y se lo llevaron, todo en medio de nuestras miradas y exclamaciones de
asombro y aprobación.
Diversas
consideraciones se pueden extraer a la luz de los disturbios vistos anoche
durante la celebración por el “triunfazo” de nuestra selección.
Más
allá de comentarlos, me pregunto si vieron cómo la policía brasileña trató a
los chilenos que intentaron ingresar “a la mala” al Maracaná.
Acá
seguramente ya se habrían presentado innumerables recursos en contra de los
funcionarios que llamaron al orden. Aplicaron “mano dura” contra delincuentes,
sin más aspavientos.
Ya no
se trata de marchas por la educación, salud, previsión, movilización, bencina,
días nublados, calurosos, helados caros y los limones con pepas, es decir,
hasta lo que la imaginación dé para protestar. Ayer fue por un resultado
futbolístico.
Como todo pasa por causalidad – y no casualidad – ¿será este procedimiento el que habrá que instaurar en nuestro país? ¿O mejor cerramos los ojos y nos conformamos con “pasa siempre”?
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