¡Grande, Chile de mi corazón!

Chile versus Brasil

Jugada en el área brasileña. Extraída de Google. La Tercera

No es mala suerte, no es culpa del arbitraje (aunque el inglés tuvo un desempeño discutible), no es culpa de Pinilla, Sánchez ni Jara, por los penales perdidos, no es culpa del mismo Jara por el autogol.

Son, aunque suene a filosofía barata, “cosas del fútbol”, expresión que intenta explicar tanto devaneo de la Fortuna: Chile fue superior al anfitrión, lo desacomodó, lo inquietó, más allá de lo que los mismos brasileños pensaban.

“Que vengan los caseros” titulaba un diario local antes del partido, en clara burla a las derrotas previas. Hoy nos mirarán con algo más de respeto, porque les hicimos ver, por muchos minutos, el fantasma del “Maracanazo”. Era cosa de ver el ánimo del DT, de los jugadores, de su público que hoy, excepcionalmente, fue mayoría ante la tradicional “marea roja”.

Tenemos una buena generación de jugadores, muchos de los cuales serán la base para la Copa América del próximo año, que será en nuestra casa. Otro desafío, otro peldaño.

Cuando el Popular perdía, allí estaba mi padre para explicarme que el fútbol es así; que, así como esa – o esas – vez se perdió, habría otras en las cuales el triunfo sería nuestro. Y así fue. Es el mensaje que le di a mi hijo: gracias a Dios, siempre tienes la oportunidad de buscar la revancha. Y la historia no es inmutable.

Hoy, finalmente, somos más que hace diez, veinte o treinta años. Mañana, seguiremos evolucionando. Lo de esta tarde no fue un “chiripazo”, no fue producto de la “táctica del murciélago”.

Tuvimos al Pentacampeón de rodillas.