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El palo de Pinilla
A una
semana del término del Mundial de Fútbol, que más que un acontecimiento
deportivo es un evento digno de ser estudiado por sicólogos y sociólogos,
cuatro equipos quedan para las rondas definitivas.
Hace
10 años, por ejemplo, las mujeres miraban partidos más ocupadas en resaltar a
los buenos mozos –al decir de ellas – que en aprender algo de fútbol;
marcadores, centrales, volantes, “chanfles”, volea y autogol era casi un
despropósito comentarlos delante de una de ellas, pues instantáneamente te
miraba con cara de ¿qué dices? o “a mí no me preguntes”.
Hoy la
sabiduría femenina es notable, no solo en las jóvenes, muchas de las cuales
practican fútbol en su barrio, escuela o universidad, sino también en las
mamás, sea por sus maridos, por sus hijos, sea por sus compañeros de trabajo.
Cuatro
camisetas quedan para disputarse cuatro lugares; algunas más merecidas que
otras; algunas más favorecidas por la “Fortuna” que otras; otras, más por los
árbitros que por alguna deidad veleidosa que, asomada entre las nubes, decide
tocar con su varita al equipo verde amarillo en lugar del tricolor, ¿qué
hicimos para merecer (o no merecer) esto?
Alemania,
Brasil, Argentina y Holanda, en ese orden, disputarán las semifinales. Los
sudamericanos, con juego feble y amparados en una figura – Neymar y Messi,
respectivamente – han rogado a todos los santos (debe haber un San Expedito, el
santo de las cosas imposibles, tanto en Buenos Aires como en el Maracaná) para
pasar sus rondas. Ambos, con una programación benévola, generosa, con rivales
accesibles, se han contentado con hacer el gol, muchas veces por “chiripazo”, y
han retrocedido a esperar, solo esperar.
Alemania siempre después de la Segunda Guerra
Mundial jugó con camiseta blanca. Este color representa al antiguo imperio
alemán conocido como el II Reich (1817-1918). La idea del blanco es hacer
olvidar el oscuro pasado nazi.
La
naranja de Holanda (hoy Países Bajos) se explica porque la dinastía en Holanda
se llama la Casa de Orange- Nassau y obviamente su color es naranjo, por lo que
este tono se ha transformado en lo más clásico de la camiseta histórica de los
‘tulipanes’.
Brasil
usaba una camiseta blanca, pero después del tristísimo “Maracanazo” desterró la
camiseta blanca por el mal recuerdo que dejaba y convocó un concurso para la
nueva indumentaria Ganó el diseño actual que reproduce los cuatro colores de la
bandera brasileña: camiseta amarilla con números verdes, pantalón azul y medias
blancas. Se le llama “verde amarela” o “canarinha”.
Argentina usa la albiceleste por los colores
de su bandera nacional: dos franjas celestes y una celeste con un sol en su
centro.
Los
pronósticos dan para todo: Brasil perdió a su ídolo, por lo que sus opciones
ante Alemania son menores, aunado a su juego poco convincente. Argentina hizo
lo justo y nada más, coincidente con la lesión de Di María. La reflexión es: si
Chile le hubiera ganado a Holanda, habría jugado con Costa Rica; si hubiera
eliminado a los brasileños, habríamos enfrentado a los alemanes.
Todo
por un palo.
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