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“El hombre que sueña despierto”




Siempre soñó – y lo sigue haciendo – ser un popular intérprete ante el cual la masa se rindiera, gritara, enloqueciera y coreara sus canciones, en tanto la mujer amada estuviera oculta entre la muchedumbre y enjugara una lágrima furtiva mientras resuenan los acordes de los temas más hermosos.


Sueña ser Emmanuel, por ejemplo, y entonar “Quiero dormir cansado/ para no pensar en ti/ quiero dormir profundamente/ y no despertar llorando/ con la pena de no verte”

Sueña ser Enrique Iglesias  y cantar “Bailando”, acompañado de Gente d’ Zona y Descemer, a todo pulmón, “Yo te miro, se me corta la respiración./Cuanto tú me miras se me sube el corazón/ (Me palpita lento el corazón)/ Y en silencio tu mirada dice mil palabras/ La noche en la que te suplico que no salga el sol.” 

Sigue soñando y ahora es Romeo Santos, interpretando “Loco/ Por besar tus labios/ Sin que quede nada por dentro de mí/ Diciéndotelo todo”.   

Sueña con que es Juan Luis Guerra y canta “Cuando me enamoro”: “Y si tuviera el naufragio de un sentimiento/ sería un velero en la isla/ de tus deseos, de tus deseos.”


Sale de soñar despierto y, contrariamente,  la alegría lo embarga, pues sabe que no es ningún astro de la canción, pero la voz que lleva en el corazón es indescriptiblemente superior a todas las existentes. Puede ser varios a la vez. 

Basta con que lo quiera y lo sueña.

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