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Actualizado el 16/1/2021
Contaba Ray Bradbury, que
cierto día de los 50’ caminaba por una calle de Nueva York cuando vio a una
pareja: él a la orilla; ella, al rincón. Uno al lado del otro, sin tocarse ni
mirarse. Ella llevaba unos descomunales audífonos, mientras hacía rítmicos
movimientos con la cabeza, seguramente al son de la música que escuchaba.
Abstraída, ajena a su acompañante y a los sonidos de la civilización
norteamericana.
Esta vivencia le dio
sustento para comprender que la incomunicación sería clave para el desarrollo
de la nueva cultura, la que hoy se hace vívida en, por ejemplo, las reuniones de amigos cuando en lugar de
conversar - ¡qué placer! – muchos prefieren ‘whatsappear’, jugar o ver videos.
Aún no creaba sus obras
inolvidables, tanto cuentos como novelas, de los que recuerdo ‘La pradera’, ‘El
ruido de un trueno’, entre los primeros, y ‘Fahrenheit 451’, ‘Crónicas
marcianas’ y ‘El hombre ilustrado’, entre las segundas.
La mujer de la historia
sería, años más tarde, Mildred, la esposa de Guy Montag, el bombero encargado
de quemar libros para que la gente no pensara, no se informara, no se
cultivara. Así, sería fácilmente manejable.
¿Alguna relación con el
Chile de hoy?
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