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Compañeras
de curso, habían sufrido juntas decepciones amorosas con varones de su barrio.
Un día, se dieron cuenta de que tenían mucho en común y sintieron atracción
mutua. Desde ese día se hicieron inseparables.
Partió
como juego, quizá con algo de resentimiento, pues al fin y al cabo eran niñas,
y los celos laceran, hieren, trepanan el corazón y no aceptan explicaciones, pero
se hizo una rutina salvaje: gustaban de pegarse en los brazos. La flaca, con
más fuerza, golpeaba duramente los delicados miembros de la dulce, la chica, la
hermosa, que ahogaba gritos de dolor que subían de su pecho, mientras pensaba
que así era el amor: sufrido.
Se
ponía la capucha, se derrumbaba sobre el escritorio y sollozaba quedamente,
ocultándose a las miradas de sus curiosos compañeros, mientras la flaca se
miraba los nudillos en un alarde de fuerza e insensibilidad.
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reservados. ©
Comentarios
La Flaca, me recordó una canción española que la menciona. El amor es misterioso. Me gustó mucho. Un abrazo
ResponderEliminarMe encantaría, Nuria, el enlace de la canción que señalas. Justamente, el amor es misterioso e inexplicable, pues no entiende razones. Saludos, excelente día, y muchas gracias por tu comentario.
ResponderEliminarLo de pegarse era su forma de manifestar su amor. Saludos
ResponderEliminarPareciera serlo, Federico. Un abrazo y muchas gracias por tu comentario.
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