El
idioma evoluciona. No solo por la acción de los usuarios con sus ocurrentes
modismos – muchos de ellos duran tan poco que casi nadie se da cuenta -, sino
por la proliferación de extranjerismos que nos bombardean a diario con la consigna
de ‘los aprendemos o nos rezagamos’.
Un
procedimiento propio de nuestra lengua es el prefijo, cuyo uso se aplica en
‘invidente’.
El
DRAE sostiene:
Invidente: De
in-2 y vidente 'que ve'. 1. adj. ciego (‖ privado de la vista). U. t. c. s.
Es
decir, ocupa un lugar destacado – a mi juicio, por lo menos – entre ‘ciego’ y
‘no vidente’. Yo lo prefiero.
Por
ello, diga sin problemas ‘invidente’.
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