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Este trabajo tiene licencia bajo CC BY-NC-ND 4.0
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Extraída de Google: Flickr
En "La Piedra
Feliz", exploramos las consecuencias devastadoras de un temporal en Chile,
con vientos que superaron los 100 km/h y dejaron comunas sin energía. Además,
investigamos la historia y el misterio de la Piedra Feliz en Valparaíso, un lugar
conocido por su oscuro pasado de suicidios. A través de anécdotas personales y
referencias literarias, se revela la fascinación y el respeto hacia este
enigmático sitio, destacando un reciente y peligroso incidente capturado en
video.
Pleno temporal en
el Puerto que asoló a gran parte de Chile, donde las rachas de vientos
superaron los cien km por hora, según las mediciones instrumentales.
Las caídas de
árboles, añosos y descuidados, cabe decirlo, sobre el alumbrado público provocó
cortes de energía en muchas comunas de la zona centro-sur, particularmente
Santiago.
Los avisos de
marejadas en las costas provocaron, era que no, la llegada de imprudentes
curiosos, amantes de las grandes olas que, ajenos al peligro, desafían la furia
del mar embravecido.
Ya se lamentaba, a
mediados de semana, la desaparición de una bebé de 5 años, en la playa Las
Salinas, cuyo cuerpo aún no es devuelto por el mar.
Pese a ello, una
grabación de video se hizo masiva, pues muestra a una mujer que sube a una
menor a unos roqueríos, la deja allí, baja y le saca una foto, en medio de las
tormentosas rompientes.
Cuando nombraron el
lugar, un escalofrío recorrió mi espina dorsal: la tristemente célebre Piedra
Feliz, que todo porteño bien nacido debe recordar y, probablemente, conocer.
Desde pequeño oí
historias acerca de su nombre, que la llamaban así, pues era el lugar preferido
de suicidas, aquejados de penas de amor o de otra índole, que se lanzaban desde
la altura para encontrar la paz que en vida no hallaban.
Desde pequeño sentí
un respeto atávico al mar, casi reverencioso, mirándolo desde lejos y, aunque viñamarino
de adolescencia, con innumerables playas para mi regodeo, mi audacia me llevaba
a internarme poco en sus aguas. Me inculcaron mis padres esa precaución, junto
con las historias de la mentada Piedra Feliz, que nunca me animé a conocer.
¿Dónde está? ¿Cómo
es? ¿Es efectivo su nombre?
Extraída de Google: Guioteca (extraída, a su vez, de mmpchile.c5.cl
Revisaré la
bibliografía seria y confiable al respecto, aunque lo que escuché cuando niño es un aporte
incuestionable.
Se dice que es
distinta de lo que fue hace cuarenta o cincuenta años, que parte importante fue
destruida, que ya no hay acceso por escaleras, que hay animitas en la cercanía,
que ya no es tan simple acceder, etc.
Cito:
La Piedra
Feliz era un peñón enclavado en Las Torpederas, balneario de Valparaíso. Por
muchos años los aburridos de la vida, los descontentos, los enamorados
desencontrados, se despedían de sus vidas para siempre lanzándose desde lo alto
al mar.
Toda una
época señala a la Piedra Feliz, como la piedra de los infelices. Se suicidaban
parejas, hombres o mujeres, ancianos, enfermos, abandonados.
Al pie de
la roca, ramazones de algas se extendían y distendían como tentáculos de pulpos
gigantes y se contaba que los suicidas erguían la cabeza entre estas plantas
como incitando a lanzarse a las almas torturadas.
Diamela Eltit,
narradora chilena, la describe así:
En la playa
de Las Torpederas, en Valparaíso, existe (hoy de manera parcial) la llamada
“Piedra feliz”. Su antigua altura rocosa hacia el mar, de unos 25 metros de
altura, se transformó en un lugar de peregrinación suicida para saltar hacia
las olas y la muerte. O como diría Sigmund Freud, se desencadenó la pulsión de
muerte y la imperiosa necesidad de volver a un estado inorgánico. Así, ese
roquerío se alzó como el sitio exacto, altamente romántico, dotado de un aura
perfecta para generar el espacio escogido por los amantes y los desesperados,
los enfermos y los solitarios, con la finalidad de terminar con sus vidas. El
nombre “La piedra feliz” constituye una paradoja, o acaso pudiera pensarse como
el exacto nombre ante una decisión radical, porque allí se consumó un acto de
protesta ante la vida.
El tópico
del amor imposible encontró en el salto al vacío una forma de consolidación
probatoria y reparatoria. Esa piedra operó como sede y refugio, como sitio
sagrado para la imaginación popular, como consolidación barroca del salto a un
viaje sin retorno por parte de los castigados. Una decisión que unía muerte y
signo vacío.
En cuanto a su
escritura, cabe señalar que se considera sustantivo propio, es decir, se
escribirá con iniciales mayúsculas: la Piedra Feliz.
Para mayor
abundamiento, cito la respuesta de Fundéu RAE a mi consulta relativa al uso de
iniciales mayúsculas:
Sí, si es el nombre establecido de ese
lugar, ya sea el real o uno alternativo asentado.
Saludos cordiales
Hecha la
contextualización, concordará conmigo en que la acción de la mujer de la
noticia fue osada e irresponsable, pues puso en peligro la vida de una menor,
quizá su hija.
No compartiré el video,
pero lo dejo invitado a que lo busque en YouTube o en Google. Yo lo encontré.
Diamela Eltit. (12 de
Julio de 2022). Salto y vacío. Obtenido de https://revistasantiago.cl/sociedad/salto-y-vacio/#:~:text=En%20la%20playa%20de%20Las,las%20olas%20y%20la%20muerte.
Plath, O. (2000). Geografía
del mito y la leyenda chilenos. Obtenido de La piedra feliz:
http://www.oresteplath.cl/antologia/geogmitos/geogmitoyleyenda7a.html
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