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Extraída de Google: Facebook
El artículo
conmemora el próximo centenario de Colo-Colo, destacando la importancia y la
historia del club a lo largo de los años. Desde sus inicios y momentos
emblemáticos hasta las experiencias personales del autor, se teje un relato
apasionado sobre el vínculo con el equipo. Se abordan recuerdos de partidos,
triunfos y derrotas, así como la influencia del club en la cultura y la
identidad nacional. Además, se ofrecen enlaces a otros artículos del blog
relacionados con aspectos lingüísticos y culturales de Colo-Colo. La
metadescripción podría enfocarse en la pasión y el orgullo que el autor siente
por el club, así como en la riqueza histórica y cultural que representa
Colo-Colo en la sociedad chilena.
Hablar de Colo-Colo
es una tarea eterna, inconmensurable, tan eterna como su apelativo de Eterno Campeón.
Hoy cumple 99 años.
Quizá muchos saben de sus inicios, de su separación de Magallanes, de David
Arellano, su tragedia en España; quizá recuerden el primer partido al que
asistieron, como yo. Quizá recuerden los momentos de frustración y gozo, como
yo los recuerdo.
Mi padre era albo,
desde sus inicios, pues ya era adolescente cuando el Cacique comenzó sus
primeros finteos en la primera división nacional (por eso se dice que nació
grande, pues nunca estuvo en segunda).
Pequeño, un niño
nomás, viajo mentalmente a Chuchunco, comuna de Estación Central, creo, donde
mi tío sacerdote era superior de un convento carmelita. Íbamos en vacaciones de
verano, y en las noches escuchábamos por radio los famosos hexagonales con
equipos de la talla de Santos (Brasil), Vasas (Hungría), Peñarol (Uruguay) y el
Dínamo de Moscú, entre otros.
El primer partido
al que asistí fue en familia, Estadio Sausalito, donde perdimos, pero mis
vivencias están mezcladas con hinchas de ambos equipos conviviendo en las
graderías, vendedores de bebidas, pasteles, números de la rifa (balones y
banderines de premios), muñecos con camisetas de los dos equipos volando por los
aires y mi mamá furiosa porque los evertonianos nos ganaron, mientras mi padre
la calmaba con la frase -Tranquila, el fútbol da revanchas, frase que
nunca olvidaré, repleta de filosofía de hombre escasamente ilustrado, pero
repleto de sabiduría popular, de hombre trabajador, de esos de lunes a domingo,
de jornada única, que caminaba ida y vuelta a su trabajo, que llegaba a casa
con el sándwich que le daban de once para compartirlo con nosotros.
Años después, ya
con mi hijo amado de pocos años, y con mi cuñado querido, fuimos al Sausalito
nuevamente. Otra vez Everton jugó un partidazo (todos los equipos se juegan la
vida contra el Albo), y salimos antes porque algunos hinchas estaban provocando
destrozos. No diré el marcador, sino que ya estábamos afuera cuando los ‘guata
amarilla’ convirtieron el último gol del triunfo.
Sufrí el ‘saqueo’
del Colo-Colo 73, cuando al Gringo Neff lo empujan dentro del arco. Ese año debimos
ser Campeones de la Libertadores, tal como lo reseñan periodistas e
investigadores.
Volví a sufrir el
90, con la eliminación a manos de Vasco da Gama, cuando estábamos bien
posicionados para llegar a la final del mismo torneo.
Abracé la gloria el
91, con el Albo campeón de la Copa Libertadores, hecho nunca igualado por
equipo nacional, y que unió al país alrededor de esta copa. Ganamos la
Interamericana (contra el Puebla, 1992) y la Recopa Sudamericana (Cruceiro, mismo
año). Perdimos la Intercontinental con Estrella Roja, 1991.
A fines de los 90 rozamos
nuevamente el torneo continental, cuando nos enfrentamos a un poderoso Cruzeiro,
por el paso a la final. Perdimos y dejamos pasar la oportunidad, pues el otro
era un accesible Sporting Cristal, peruano.
En 2021, estuvimos
a punto de descender (somos el único equipo que jamás ha estado en Segunda
División), pero le ganamos a Universidad de Concepción 1-0, con gol del Pibe
Solari, quien estará siempre en mi recuerdo.
Por ello y por más,
el Cacique se ha convertido en el club más popular y exitoso del país, es
reconocido a nivel internacional como un rival difícil, máxime cuando juega en el
Monumental, conocido como La Ruca y Campeonódromo.
Es la historia de
mi vínculo con el Eterno Campeón, con el que sufro y gozo, con el que me da el
tecito más dulce y la marraqueta más crujiente, como lo señaló alguna vez Luis
Zorro Álamos, recordado DT del Albo.
Finalmente, estimado
lector, dejo enlaces a artículos de mi Blog que se relacionan con aspectos
lingüísticos (el objetivo fundamental) y de otro calibre. De todos ellos
aprenderá y se entretendrá.
Detalle |
Vínculo |
Cómo se escriben los apodos |
|
Una frase colocolina |
https://electivolit.blogspot.com/2023/10/de-atras-pica-el-indio.html
|
Malportados |
https://electivolit.blogspot.com/2024/02/mal-portados-o-malportados.html
|
Un amor incondicional |
https://electivolit.blogspot.com/2015/04/colo-colo-un-amor-incondicional.html
|
Un uso de coma |
https://electivolit.blogspot.com/2022/10/dios-creo-el-cielo-colo-colo-las.html
|
Vivencias |
https://electivolit.blogspot.com/2014/05/colo-colo-y-mi-vida.html
|
Estación Pedrero |
https://electivolit.blogspot.com/2024/01/pedrero-la-estacion-correcta-y-el.html
|
Cuando gana Colo-Colo |
https://electivolit.blogspot.com/2024/04/cuando-gana-colo-colo.html
|
¿Somos flaites? |
https://electivolit.blogspot.com/2023/10/somos-flaites-los-colocolinos.html
|
Mitos urbanos y el Popular |
https://electivolit.blogspot.com/2014/10/colo-colo-y-los-mitos-urbanos-odiosos.html
|
Una ida al estadio |
Recuerde, por
último, que Colo-Colo se escribe así: con guion y sin espacios en medio, como aparece
en el escudo del club.
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